Una historia más de abuso

abuso

Se dice que de las

[contact-form][contact-field label=”Nombre” type=”name” required=”true” /][contact-field label=”Correo electrónico” type=”email” required=”true” /][contact-field label=”Web” type=”url” /][contact-field label=”Mensaje” type=”textarea” /][/contact-form]

, el subconsciente borra de la memoria algunos detalles, como un mecanismo de defensa.
Pues el relato que les contaré es real, vivido en carne propia y puede ser que debido a lo fugaz e inesperado que fue, tenga recuerdos de sólo algunos fragmentos de aquella experiencia.

Un buen día de primavera, a plena luz del día, íbamos cuatro amigas caminando por una avenida principal por la que transitan una buena cantidad de autos. Por la misma vereda a lo lejos, divisé a un hombre caminando en dirección contraria a la nuestra. Ni siquiera recuerdo su rostro, ni cómo iba vestido, creo que el color de su pelo era oscuro y ondulado, no me llamó para nada la atención, íbamos entretenidas conversando, quizás de qué cosas de la vida que nos importan a nuestros 15 años.
De pronto pareciera ser que el tipo echó a correr hacia nosotras, yo no me percaté, seguramente iba mirando a alguna de mis amigas, cuando repentinamente siento de manera brusca y muy violenta una mano que toca y agarra mis genitales.
Por un segundo me paralicé, quedé en shock, cómo podía ser posible que alguien a quien no conocía pudiera tan sólo ponerme un dedo encima? Mis pulsaciones se aceleraron, mi boca se secó, mis piernas comenzaron a temblar, mis lágrimas sin pedir permiso arrancaron… no sólo sentí dolor físico, sino que una sensación de vulnerabilidad abrumadora. No sé ni cómo ni con qué fuerza interior, grité con una voz que ni yo reconocí, fue una voz de impotencia, de indignidad y humillación, una voz llena de miedo, de rabia y de dolor. Y ahí quedé en medio de las risas nerviosas de mis amigas que no entendían lo que había pasado, sumida en un espacio paralelo, ajeno, frío, gris, lleno de desconcierto y de dolor.

Esta historia de acoso, abuso y transgresión, es sólo una de las tantas que he vivido en mi vida y que me hicieron comprender desde corta edad, que por el sólo hecho de haber nacido con “rajita”, mi cuerpo puede ser pasado a llevar, mi opinión tiene menos valor, tengo derechos de rango inferior y que todo lo que puedo provocar en un hombre heterosexual es culpa mía.

Hoy digo #BastaYa
Hoy me visto de negro
Hoy vuelvo a alzar la voz y con esa misma fuerza de aquella vez, grito fuerte y claro

#NIUNAMENOS #VIVASNOSQUEREMOS
#disculpenlasmolestiasperonosestanmatando
#nosacosan #nosabusan #nosviolan #nosmatan
#NosotrasParamos
#Hartas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *