He venido escuchando tantas y variadas historias de mujeres que tras dar a luz a sus hijo(a)s en diferentes centros asistenciales de salud, les han arrebatado el derecho de poder disfrutar a sus bebés en el único hábitat que les es propio: el PECHO MATERNO. Es un hecho que, increíblemente pese a toda la información existente, aún no se le da la debida importancia.
Es necesario entonces recalcarlo: El recién nacido debe ser colocado en el cuerpo de su madre inmediatamente después del parto y permanecer allí sin ningún tipo de intervención ni interrupción durante al menos una hora, de preferencia dos.
No existe evidencia clínica ni fundamento científico que demuestre que, ya sea en condiciones de salud o incluso de enfermedad materna o neonatal, sea beneficioso separar a los hijos de sus madres tras el nacimiento. Ni las cesáreas, ni los prematuros o niño(a)s de bajo peso al nacer, ni la ictericia, ni ciertas dificultades de la madre con algún tipo de enfermedad, suelen ser justificaciones razonables para llevarse al bebé lejos de su madre.
El test de Apgar* y la evaluación clínica del recién nacido pueden realizarse con el bebé sobre su madre, la medición del peso y talla y la aplicación de los protocolos clínicos de atención neonatales pueden esperar; el contacto piel a piel inmediato, NO. Su nombre lo indica: sin demora ni interposiciones.
Estar en contacto con su madre le permitirá al bebé regular de manera más estable su temperatura, frecuencia cardíaca, respiración y sus niveles de azúcar en la sangre. El cuerpo de su madre es el lugar SEGURO en el que se le provee todo lo necesario para su supervivencia.
Los estudios demuestran que el postparto inmediato es un momento crucial en el que se despliega una serie de regulaciones neurohormonales sincrónicas entre madre y bebé que no volverá a repetirse jamás. El contacto piel con piel en este período, influirá en el establecimiento favorable de la lactancia y de un vínculo de apego seguro. Así también, le permitirá al bebé mantenerse en un estado de confort y contención que determinará un sano desarrollo de sus estructuras cerebrales, necesarias para una regulación emocional y metabólica saludable durante su vida adulta.
Cuando a un bebé se le deja fuera de su hábitat luego de nacer, comienza a mostrar signos de estrés fisiológicos: llora, se desespera, rigidiza sus extremidades, disminuye su oxigenación, aumenta su frecuencia cardíaca y presión arterial; en definitiva, demuestra una reacción de “lucha o huida” provocada por el envío de señales de peligro desde su cerebro, al no encontrarse en el lugar que de forma natural espera estar. También, segrega al torrente sanguíneo una hormona llamada somatostatina que actúa en el intestino disminuyendo la absorción de nutrientes y por ende inhibiendo su crecimiento. Si la separación con su madre perdura en el tiempo, puede provocar efectos emocionales duraderos y un daño irreparable en su cerebro, pues las hormonas del estrés liberadas en forma prolongada, son tóxicas para nuestras neuronas.
Es bien sabido que el agarre al pecho materno de la mayoría de los recién nacidos se da de manera espontánea, si nadie interviene en el proceso. El bebé en condiciones normales, es capaz de reptar desde el abdomen al pecho de la madre, asegurándose de manera instintiva y sin ayudas externas su propio alimento, lo que generalmente ocurre dentro de la primera hora de vida (un 90% aproximadamente).
No separar significa también respetar la intimidad de ese encuentro maravilloso que se da entre la díada madre-bebé, favoreciendo la manifestación de nuestras conductas más instintivas y primarias de esta relación que comienza a forjarse. No hay nada mejor que podamos ofrecer a nuestros bebés que el cuerpo de sus madres, no existe ninguna intervención que asegure el mejor de los inicios de la relación más importante de nuestras vidas: la relación madre-hijo(a).
En resumen, el contacto piel a piel es una medida simple pero a la vez profunda que debiera instaurarse en todas las salas de parto y ser requerida por toda madre que va a dar a luz, porque es un derecho de todo recién nacido, porque genera estabilidad y bienestar físico, emocional y mental en el bebé, porque permite a la madre vincularse de manera afectiva con su hijo(a) y responder de manera sensible a sus demandas, favoreciendo un desarrollo físico, mental y emocional saludable en ese nuevo ser humano que ha nacido.
Dra. María Inés Arce Valdés
*El Test de Apgar es una valoración clínica realizada por un profesional de la salud que examina en el recién nacido 5 parámetros:
A cada una de estas categorías se le da un puntaje de 0, 1 o 2 según el estado observado y permite descartar alguna patología importante en el bebé. |